Las comunidades de CitieS-Health reflexionan sobre cómo les ha afectado la covid-19 en su día a día

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Más allá de su severidad en el ámbito sanitario, la crisis de la Covid-19 ha comportado un escenario altamente desafiante para nuestra sociedad. La preocupación por la eventual pérdida de empleo o ingresos, la dificultad para compaginar el trabajo con la vida familiar o el propio confinamiento son solo algunas de las consecuencias derivadas de la pandemia que podrían causar estragos significativos en nuestro bienestar psicológico y emocional.

Ya son varias las investigaciones que se han puesto en marcha para arrojar luz sobre el asunto. Aunque el tiempo de análisis es todavía muy corto, ciertos indicadores como el número de consultas médicas realizadas por temas relacionados con la ansiedad y la depresión o el aumento del consumo de fármacos y alcohol parecen evidenciar el impacto que esta situación está generando en la salud mental de las personas.

¡Con la ayuda de testimonios de la comunidad CitieS-Health, pudimos definir algunos de los campos más relevantes para las personas en este confinamiento!

Ansiedad y apatía, sentimientos generalizados

Los participantes coinciden en haber experimentado sentimientos de tristeza, ansiedad e inquietud durante las semanas de confinamiento. Asimismo, dicen haber apreciado una mayor inestabilidad emocional y fluctuaciones en su estado de ánimo. En paralelo, también han percibido una menor capacidad de concentración y más cansancio y apatía en el desarrollo de sus tareas diarias. Sentimientos, todos ellos, que se vinculan a la incertidumbre y a las preocupaciones derivadas de la situación.

Pese a que los estudios realizados han identificado indicadores de escalas validadas en el ámbito de la salud mental como la baja autoestima, el estrés, la ansiedad, síntomas de depresión o ideación suicida, todavía es demasiado pronto para saber si estos efectos se mantendrán durante un largo periodo de tiempo. Por ahora, cabe ser sumamente cautelosos con estas conclusiones y fomentar el desarrollo de estudios a largo plazo para evaluar de una manera más precisa el impacto que el confinamiento y la situación socioeconómica de la Covid-19 puedan tener en la salud mental de la población.

Esperanzas en el plano medioambiental

Pero no todo son sombras respecto a los efectos de la crisis. El plano medioambiental ha vivido un relativo respiro durante el confinamiento. Según los datos emitidos por la Generalitat de Catalunya, durante las semanas en las que las medidas de restricción de la movilidad fueron más estrictas, la polución por dióxido de nitrógeno (NO²), uno de los principales agentes contaminantes relacionados con el tráfico en las ciudades, se redujo entre un 70% y un 80% en Barcelona.

Y no solo eso. Los niveles de ruido en la ciudad también descendieron más de 9 decibelios (dB) durante la primera semana tras la declaración del estado de alarma, siguieron bajando en la segunda semana (otros 2 dB) y se estabilizaron en la tercera.

Gran parte de nuestra comunidad, de hecho, afirma haber percibido una menor cantidad de ruido y una mayor calidad del aire durante los días de confinamiento. A su vez, dicen valorar el hecho de haber dedicado menos tiempo diario al transporte.

Una responsabilidad conjunta

La potencial disminución en términos de contaminación que hemos experimentado esta primavera debería, no obstante, ser sostenida en el tiempo para poder reducir significativamente sus efectos en nuestra salud. Una tarea para la que tendremos que seguir trabajando a través de proyectos que, como CitieS-Health, fomenten el trabajo conjunto entre ciudadanía, investigadorxs y administraciones.

Propuestas para conseguirlo no faltan. Entre las más notorias planteadas por nuestra comunidad, destacan la necesidad de aumentar los espacios peatonales con vegetación y la promoción de medidas más contundentes de diseño urbano para ayudar a reducir el tráfico y mejorar la movilidad ciudadana a través de fórmulas no contaminantes.

 

 

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